martes, octubre 02, 2007

Te espero... de verde, de verde lagartija


Al parecer, el invierno ha pasado a mejor vida. El sol empieza a asomarse, timido y calido, a través de cada uno de los agujeros que descuidadamente se han dejado atravesar; y despacito, casi sin querer, voy arrugando los ojos y adaptandome sin ganas a la nueva luz.


-Filtros UV, eso es lo que quiero-

Creo que no podría haber mejor imagen para representar mi estado de profundo espasmo mental y vital... La espera es larga, bien has de saber a que me refiero: Mi don de la desesperación es talvez mi mayor característica. Las manos sudan y los pies parecen gobernados por un extraño impulso que los obliga a dar de golpecitos contra el piso; como esperando a que de esa manera los segundos se acorten y providencialmente pasen horas sin que me percate siquiera. Aunque resulte un poco redundante, lo aclaro: ¡No funciona! El tiempo no se va mas rapido, es más, parece, socarrón y burlesco, pasar bostezando a mi lado, con el letargo característico del que nada espera. Y yo me pregunto si es que acaso podría andar esperando algo el tiempo; la respuesta me hace explicarme el porqué de su paciencia -El tiempo no espera, somos nosotros, insignificantes humanitos, los que lo esperamos a él-

Haciendo gala de mi nueva y confesa pasión por el verde, dejo esta entrada vestida de este color; como esperando a que talvez curioseando te encuentres con un pedazo de mí, dejado -aparentemente- por descuido, para que tus ojos matizados me lean y ojalá me relean muchas veces.

Van apenas cinco días ¡Bah! no recuerdo cuantos son, y creo que no quiero recordarlos, para no desesperar tanto. Volveré mañana, a lo mejor actualice mas seguido y desempolve mis dedos ávidos de escritos incoherentes.

Volveré mañana... Hoy, no ha habido suerte.

Los tuertos están tristes...

lunes, agosto 13, 2007

El mar [Regurgitación Repentina]

El mar, inmenso... indescifrable
agresivo y por demás indómito.
Sus aguas: seductoras y sutiles
y su falsa fragilidad, supremamente encantadora.

Han encayado en él mis más oscuros miedos,
y ahora las piedras estan demasiado erosionadas;
sus surcos dibujan memorias de otros tiempos,
que el agua salada se encarga de grabar aun mas
profundo... en mi piel.

Piel calisa. Por dentro he de ser solo arenilla,
falsa dureza, que el viento destruye sin esfuerzo
He de esfumarme, desaparecer... ojala esparcirme

Volverme parte del eterno retorno, volverme agua

- volverme mar.




Y gracias al extraño viento, por la repentina inspiración ¡Oh, Sí! Soy su presa, ella viene cuando quiere y se va cuando se le antoja. Me deja con la cena servida y yo la espero y la espero... tanto la espero que las velas todas, se desintegran en el candelabro.

-¡Mesa encerada!- Cualquier atisbo tuyo es suficiente.

No importa ya cuantas veces te vayas; esperaré por ti del mismo obstinado e imperturbable modo, letra sangrienta.

lunes, abril 09, 2007

Eutanasia Libelular - [Más allá de lo evidente]

Ha volado la libelula...

Ha volado sobre nuestras cabezas despeinadas, peinadas, con demasiado gel -de embrión de pato ¡Si! Increible que aún me acuerde de tanto- Pobres patos, por cierto, siempre lo pensé; son demasiado bellos para merecer tal destino.

Pero continúo, ha volado la libélula... Y mi mamá siempre me enseñó a creer que ver volar a una alrededor mío era señal de buena suerte. Hoy cayó muerta una justo a mi lado. Agitando sus alas en un agónico desespero; demasiado doloroso de ver, su verde vivo se veia opacado por el sol brillando sobre sus alas que intentaron tres veces alzar vuelo -antes de sucumbir-... Su cola era bicolor, verde y rojo -los colores del daltonismo- ¿Será que acaso se está empezando a caer todo el color del cielo?

Se ha caído, coincidencialmente, el botón negro que cosí a mi pantalón. Se deshizo el hilo... Se han soltado todos los nudos, han empezado a perder fuerza y ya no puedo cogerlos de la única hebra que queda. Quizá, ese botón representaba el poquito de cordura que tenía atado al cuerpo. Han empezado a derramarse las imágenes, todas, de a poquitos; caen aparatosamente de mis sienes. He intentado con todas mis fuerzas contenerlas, pero son de mercurio y su metálica liquidez resbala por entre mis dedos inpregnándome de destellos de lucidez que se devanece.

Y se va...

Y ya no queda más cordura que el botón negro que he conservado en mi velador. Mis ojos miran a través de sus dos huequitos hacia la nada. -Un caleidoscopio de psicodélicas ilusiones-

Hoy ha caído muerta mi cordura bicolor: el devastador -o encantador- vaticinio de que viene la era de la sinrazón.

martes, marzo 20, 2007

¡Anexo!

Y yo digo: Ya lo publiqué, le he puesto "estribillo inconsecuente".

Y el cuy pomposo revira: ¿Inconsecuente? -manos a la cintura cual madre de novela mexicana molesta- No me gusta la palabra "inconsecuente". Yo soy muy consecuente con lo que digo. Cámbiale de título.

Y yo guardo silencio y repito susurrando ... inconsecuente, inconsecuente.

Minutos mas tarde.

El cuy pomposo suspira: Bueno, si soy un poco incongruente.

Yo sonrio: ¡Vamos! Que no a todos les quedan bien las incongruencias.

Horas después... Me sigue pareciendo encantadoramente inconsecuente. No le puedo hallar otro título.

lunes, marzo 19, 2007

Estribillo inconsecuente

Esta es la historia del cuy pomposo y su viaje por el Titicaca; el lago en forma de puma y las islas de los Uros, el aymara y los pelos pomposos. Asi es, dale duro a la tecla hasta la última gota de sangre.

Los puntos son chiquitos pero ñañañaña. ¡Limón! Mi hijo se llamara Limón como el hijo de la tía esa que vivió soltera hasta la misma muerte del cuerpo mas no del alma, porque alcanzó el amor por siempre. Que amor el de José Limón, que amor.

Giuliana mira sigilosamente lo que hago, debe pensar en el porque de tanta tecla, así es, tanta, tanta tecla... suspensiva... suspendida

Mil pompas de jabón.

Y ¿Charlie muerto? Noooo, Charlie canta en un apagón, apagón de Cocaina

Oh, Oh, Oh.

- Por Lorena "Cuy" Pomposo...

sábado, marzo 17, 2007

Mutismo Inflamado

Es tan complicado retomar la palabra. Parece haberse vuelto vieja y arrugada de tanto tiempo y tanto olvido; sin embargo, tiene una emoción casi pueril por volver a ver la luz del día. Las palanquitas oxidadas de la fantasmal máquina de escribir se amontonan todas frente a la cinta, haciendo un concurso -que evoca a la fecundación- para ver quién estampa primero su huella; el dedo meñique se hunde entre los desniveles de las cuadradas y duras teclas, pero las empecinadas palanquitas solo siguen aglutinadas, inconsecuentemente reticentes a la retirada.

Si es que el silencio cura, eso no lo puedo asegurar; al fin y al cabo, soy demasiado adicta a los placebos como para saberlo realmente. Me he drogado con paliativos al punto de la psicodelia y ahora que todo esta en silencio es difícil distinguir la ficción -mi ficción- de la realidad.

El piso parece moverse en ocasiones, y hay una especie de onda expansiva de bomba molotov acompañando a mi paso; el andar se siente particularmente extraño, aunque familiar, y los espejos ya no saben decirme si miran al mismo reflejo al que otrora le conocian todos y cada uno de los lunares.

La maleta sigue ahí, de hecho, me ha resultado bastante conveniente usarla como un pequeño cajón anexo que he atiborrado de más cosas y recuerdos. Sin embargo, he caminado unos pasos más allá -o me han arrastrado mis pies sin yo notarlo-. Las cartas españolas me han mostrado a una bailarina de danza sevillana, que entre castañuelas me coquetea con la mirada. ¡Estocada Final! a su lado hay una espada, grande, brillosa y muy filuda... que amenaza con cortarme ambas orejas ante el primer paso en falso.

¡Té con Limón! -y un poco de ron rubio- Que paradógico que me vuelva la letra al cuerpo justo cuando al pegajoso verano se le da por escaparse por la puerta del servicio. No es grande mi mansión, pero se han metido diez gatos a jugar con las margaritas; uno de ellos tiene algo que se asemeja a una melena extraña, creo que él sera el primero -o el único- en entrar.

Preparándome para el invierno, sobreponiéndome al mutismo inflamado característico de las gargantas que hablamos demasiado....

-Y no decimos nunca nada.


Nótese el exceso de puntos suspensivos como un homenaje a mi vicio de hablar de más..... Aún espero a que se haga de noche.